Papa Francisco: su última encíclica
El lugar del corazón en la historia del pensamiento
Ya mencionamos la sorpresa que causó la Encíclica Dilexit nos, que habla del corazón y al corazón. Después del fallecimiento del Papa Francisco, el 21 de abril de 2025, esta cuarta y última encíclica queda como un testamento espiritual para el ser humano, «en el tiempo de la inteligencia artificial».
Reivindicando un lugar nuevo y, de alguna forma, original en la historia del pensamiento de Occidente, la última encíclica del Papa Francisco, sin hacer referencia, pero, sin duda, siguiendo sus huellas, renueva el pensamiento del filósofo y teólogo alemán Dietrich von Hildebrandt, fallecido en 1977.
En una de sus obras, quizás poco conocida, pero sin duda extremamente iluminadora: El corazón: un análisis de la afectividad humana y divina. Ediciones Palabra. 2001, Hildebrandt critica el lapsus intelectual a lo largo de toda la Historia, desde Aristóteles: el Occidente, imbuido de intelectualismo racionalista o voluntarismo neo-pelagiano no supo encontrar el lugar que ocupa el corazón.
La última encíclica del Papa Francisco, con acierto y de forma resumida, lo deja entrever con estas palabras, en su n. 10:
Muchos se sintieron seguros en el ámbito más controlable de la inteligencia y de la voluntad para construir sus sistemas de pensamiento. Por no encontrarle lugar al corazón mismo, distinto de las potencias y pasiones humanas consideradas aisladamente unas de otras, tampoco se desarrolló ampliamente la idea de un centro personal donde lo único que puede unificar todo es, en definitiva, el amor.
El magisterio del Papa Francisco
Vale la pena adentrarse en el rico magisterio del Papa Francisco, y en la lectura de esta encíclica Dilexit nos, para comprender más «sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo».
Cada capítulo nos depara una nueva sorpresa que nos abre un camino para crecer en devoción al Corazón de Jesús y meternos en él. Y, a la vez, para reencontrar ese lugar y esa voz perdida en la historia del pensamiento moderno, que es, sin duda, el lugar y la voz del corazón.
Desde todos aquellos que difundieron su devoción, comenzando con los Padres de la Iglesia y pasando por Santo Ignacio de Loyola o San Francisco de Sales, para llegar a Santa Margarita María de Alacoque, Santa Faustina Kowalska o San Juan Pablo II, la Encíclica nos enseña a pensar, sentir, vivir y amar con el corazón. Con el nuestro y con el de Cristo Jesús.
Rafael Ruiz
Otras lecturas:
La voz del corazón: oír en silencio
Voluntad como motor y voluntad como corazón, revista Omnes.
Foto: Unplash, A.Vaswani