Atracción sexual por el mismo sexo

¿Qué pasa cuando una persona siente atracción sexual hacia el mismo sexo?

¿Cuáles son los motivos que llevan a sentir atracción sexual por el mismo sexo? ¿Qué es un deseo y cómo se desarrolla en las personas? ¿Hay diferencias entre un deseo bueno y uno malo? Estos y otros dilemas se afrontan en un vídeo de 14 minutos.

Se verá también si puede una persona controlar sus deseos, cómo, y cuál es la mejor forma de ayudarle.

Como sacerdote y como médico, me han pedido ayuda personas que experimentan algún deseo o forma de atracción por personas del mismo sexo. Lo más sencillo habría sido decirles no te preocupes, has lo que quieras con tu sexualidad que todo es bueno y te hace bien.

He conocido personas a las que les habían dado ya este tipo de consejos, o las habían animado a experimentar de modo práctico sus deseos, sin que les hubiese ayudado para nada. Por esto, procuraré dar algunas ideas generales del fenómeno, para entender mejor de qué se trata y si es posible ayudar con eficacia.

1. Premisa demostrada

Una premisa indiscutible es que hay gente que experimenta este tipo de deseos y no está contenta. Les gustaría cambiar, con independencia de sus creencias religiosas o su background cultural. Les gustaría sentir atracción por una persona del otro sexo, casarse, tener hijos de un modo natural.

Hay también numerosos datos científicos que conviene tener presentes. El más importante es que no se nace con un deseo sexual fijo o innato, no hay ningún gen que determine forzadamente esa modalidad; aunque, como en muchas otras situaciones, lo heredado pueda influir.

Es claro que existe una variación del tipo de deseos a lo largo del desarrollo individual. Y hay estudios que muestran, por ejemplo, que el 80 % de los chicos que en la adolescencia experimentan atracción sexual por personas del mismo sexo, ya no la tienen cuando son adultos.

Es además conocido que el fenómeno aumenta cuando no hay personas del sexo contrario. Esto ocurre en las cárceles, o antiguamente en viajes largos en barco. En los animales, se ven actitudes sexuales con ejemplares del mismo sexo en situaciones aisladas o circunstanciales. Sucede desde una tortuga hembra que actúa como el macho, cuando está por poner los huevos, a un perro joven que no encuentra una compañera.

En circunstancias ambientales normales, los animales dirigen el instinto hacia el sexo contrario.

Volviendo al ser humano, las causas de la atracción por personas del mismo sexo, son muchas. En ocasiones, en los varones, la figura paterna ha estado ausente y tal vez la madre, que ha llevado al niño 9 meses en su seno y luego le ha seguido muy de cerca como bebé, no ha sabido separarse del niño varón y orientarle en la búsqueda del modelo masculino.

Existen también los trastornos de identidad de género infantiles, que pueden comenzar muy precozmente y en muchos casos se superan con una reafirmación de los roles femeninos o masculinos, por parte de padres o familiares y puede requerir el apoyo psicológico de expertos.

En la adolescencia, no es raro que se observe el fenómeno como algo transitorio, porque el instinto está despertando. En los últimos años ha aumentado el número de jóvenes que dudan de su identidad, porque se les da información equivocada, por ejemplo, afirmando que no tienen otras opciones, que están obligados a seguir sus deseos, y que cualquier tipo de deseo o experiencia sexual es buena y gratificante.

Este tipo de aumentos provocados desde fuera se vio ya en los años 30 en Europa, al difundirse las ideas del médico alemán Magnus Hirschfeld (1868-1935).

2. Qué es un deseo bueno y un deseo malo

El segundo punto será ver qué es un deseo, y si cualquier tipo es bueno. No se entiende lo mismo por deseo, tendencia, atracción o impulso… Sin entrar en todos los matices, podemos decir que un deseo es un deseo, y nada más.

El deseo se despierta en un determinado momento y se puede despertar hacia muchas cosas, no es que esté fijado: no es que uno nazca con un deseo hacia una cosa, sino que se va fijando a lo largo del tiempo. Puede ser bueno o malo según el objeto al que aspire, y dar lugar también a buenas o malas acciones.

En el caso del deseo sexual, se habla de bondad cuando aspira a su objeto propio. Y en esto, toda la estructura fisiológica y el aparato reproductor humano está diseñado hacia un miembro de la misma especie y del otro sexo, como en los demás animales.

No es el rol o papel, ni siquiera los cuidados comúnmente llamados maternos o paternos, sino la biología característica de la reproducción lo que determina el sexo: en la naturaleza tenemos el ejemplo del pingüino emperador macho, que es quien cuida el huevo hasta que nace el polluelo, y no por eso deja de ser el macho…

Hay sin embargo otro elemento: la mujer y el hombre son capaces de dominar sus deseos y sus instintos, no se dejan llevar por el más fuerte del momento. No son como un perro, por ejemplo, que no puede dejar de acosar a la perra cuando está en celo. Por esto se dice que el ser humano transforma sus instintos en tendencias. Conoce el objeto que persigue y puede frenarse. Actúa libremente.

El instinto sexual humano también es una tendencia

El instinto sexual también es transformado en tendencia por el ser humano: una persona sana es capaz de dominarlo, de someterlo a su inteligencia y voluntad. Por esto, puede darse cuenta de que está deseando algo no bueno en sí mismo o no bueno para él en determinadas circunstancias.

En resumen, pienso que se le ha dado demasiada entidad a un aspecto de la instintualidad humana. La educación en lo propio del hombre y la mujer, el fomentar la capacidad de amar que va más allá del placer y comporta sacrificio y saber esperar, son de mucha utilidad.

Los animales no necesitan educación para poner por obra sus instintos en modo animal; el hombre y la mujer, sí necesitan esta educación, especialmente en la familia con un modelo masculino y femenino adecuado, para actuar en modo humano, para transformar los actos en gestos: gestos de amor, de entrega, de donación. Que un animal no es capaz de hacer.

3. Bases para ayudar

Estas son algunas bases desde las que se puede ayudar a quien pida esa ayuda. Lo primero será como siempre escucharle, evitando etiquetas. De esta forma se consigue que alguien comparta su situación, qué le provoca malestar y quizá ya sólo por eso sienta alivio.

Saber que la persona es libre, que no está determinada para siempre, que cabe tomar las riendas de los instintos en las manos, da mucha paz.

Conviene explicar el conjunto de la tendencia sexual y la bondad de la virtud de la castidad. Reforzar el concepto de que lo propio del ser humano es transformar en tendencia los instintos y dominarlos.

De hecho, cuando no consigue dominar los instintos, la persona se hace esclava. Esto ocurre con cierta frecuencia con la sexualidad. Uno de los problemas médicos más actuales, por ejemplo, es la adicción a la pornografía.

Menciono estos temas porque he visto con frecuencia que quienes no dominan su sexualidad en algún ámbito, terminan sufriendo por ser incapaces de controlarla. No consiguen ni siquiera el placer que buscaban. Si no se pone límites al instinto, es fácil que lleguen a conductas homosexuales incluso quienes no sienten atracción por personas del mismo sexo.

Ayuda espiritual en la atracción sexual por el mismo sexo

Desde el punto de vista espiritual, conviene recordar la maravilla del amor humano y su bondad cuando los actos propios se ejercitan de modo humano, buscan el bien mutuo de los esposos y están abiertos a la procreación de una nueva vida.

Habrá que decir que la virtud que ayuda a dominar la tendencia, la castidad, se perfecciona con la gracia de Dios: que son importantes la oración y la frecuencia de sacramentos para conseguir vivirla y fortalecer los buenos hábitos.

Qué bueno es mostrarles otros muchos campos de interés, el deporte, la actividad social, la ayuda a los más necesitados. De este modo se amplían los horizontes, sin centrar todo en la esfera sexual. Las tendencias no controladas cortan las alas del espíritu, como dijo Remplein, y hay que intentar que puedan volver a volar. Muchos, al controlar sus impulsos, consiguen mejorar en el estudio, en las relaciones familiares o sociales y en el trabajo.

El sacerdote en todo esto puede ser de gran ayuda. Recuerdo el testimonio público de un hombre que llevaba tiempo dejándose llevar por sus tendencias, al que un sacerdote le había dicho que tenía que cambiar de actitud poniendo los medios, porque ese modo de actuar no era bueno.

La gracia de Dios no le faltaría, pero si no se esforzaba, estaba de algún modo rechazando la gracia. Estas palabras explicadas con cariño, le hicieron reaccionar, buscar ayuda y cambiar de vida.

Apoyo psicológico en la atracción sexual por el mismo sexo

Sobre el apoyo psicológico, recordaré sólo que es posible y eficaz, especialmente si la persona continúa sufriendo con su situación. Les servirá, por ejemplo, a quienes desean cambiar, pero tienen una tendencia muy arraigada o han sufrido traumas importantes en la infancia, como el abuso sexual.

Hay muchos médicos y psicólogos, de diversas confesiones religiosas, que han estudiado sin prejuicios el tema; y un porcentaje alto de quienes solicitan ayuda por tendencias arraigadas hacia personas del mismo sexo cambia ese deseo. A quienes, sobre todo ya más mayores, no se planteen o no logren modificar su tendencia, les da mucha paz y luces saber que pueden vivir cristianamente, con castidad, y ser muy felices, como cuenta Philippe Ariño en un testimonio autobiográfico.

A veces puede servir el apoyo de grupos como Courage, que existe en diversos países. Tienen por objeto ayudar a las personas con deseo sexual por personas del mismo sexo a vivir la castidad, la fraternidad, la amistad y el servicio. Hay además numerosos libros y páginas web que ofrecen explicaciones más exhaustivas sobre el tema y elementos para una mayor comprensión: por ejemplo, esposiblelaesperanza.com.

Conclusiones sobre la atracción sexual por el mismo sexo

Termino subrayando lo que me parece más importante: formar en lo que es una sexualidad humana a la población general, si se quiere ayudar a transformar los instintos en tendencias. Se sabe científicamente que un pequeño cambio de estilo en la población general es mucho más eficaz que focalizarse en grupos particulares: se ha comprobado por ejemplo que se consiguen mejores resultados si se enseña a mucha gente a beber alcohol con moderación, que si se invierte mucho tiempo y dinero en la ayuda a personas alcohólicas.

De modo similar, más que centrarse en una ayuda a quienes experimentan deseos sexuales hacia personas del mismo sexo, convendría hablar de una sexualidad humana sana, que sabe esperar, que no se hace cómplice de crímenes como la prostitución o la pornografía, que no usa a las personas como si fueran objetos.

Hay que educar en la familia sobre estos temas, con apertura al amor que implica sacrificio y saber esperar el momento del matrimonio. Es este uno de los llamados más fuertes del Papa Francisco en la Amoris Letitia, pues como él dice, son pocos los que hablan de estos asuntos.

Wenceslao Vial

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