Deseo sexual y función de los médicos
Sexualidad, deseo sexual y función de los médicos
En un vídeo de 14 minutos se profundiza en el deseo sexual y la función de los médicos. Se comenta el misterio, para la razón científica, de por qué a los médicos se les permita actuar en el deseo sexual de otros seres humanos, solo en un sentido. ¿Por qué impedir a alguien el acceso a una ayuda profesional para modificar su deseo sexual por personas del mismo sexo? ¿Por qué negarles este derecho y una posibilidad que la ciencia demuestra factible en un alto porcentaje?
No parece coherente ni científico facilitar cambios externos de atributos sexuales, con operaciones complejas y costosas, y negar, en cambio, la posibilidad de modificar un simple deseo sexual. ¿Qué pueden hacer los médicos o psicólogos en la práctica ante quien pregunta por su orientación sexual?
¿El deseo sexual y los objetos distintos de ese deseo, tienen que ver con la medicina?
¿Es una enfermedad o no lo es? ¿En qué casos sí y en qué casos no? ¿No hay un fallo a la hora de plantear sus razonamientos por parte del lobby LGBT, defendiendo su libertad de cambiar de sexo y en cambio prohibiendo a quien esté a disgusto con su tendencia homosexual buscar ayuda?
La dimensión sexual llena miles de páginas de libros de medicina y psicología y es evidente que cabe afrontarla médicamente. Temas que hemos visto en otros vídeos, como el deseo sexual por personas del mismo sexo o el no estar a gusto con el género asignado y acorde al sustrato biológico, necesariamente han de ser afrontados en relación a la salud.
Como ya he dicho en otras ocasiones suficiente sobre los temas concretos, me referiré ahora sólo a tres puntos: estamos o no ante enfermedades, por qué es discriminatorio impedir que quien lo desee reciba ayuda médica o psicológica, y qué pueden hacer los médicos en la práctica.
1. Deseo sexual y función de los médicos: son o no enfermedades
Lo primero es saber qué se entiende por enfermedad, lo que no es tan sencillo. Una definición común en diccionarios es: Alteración del funcionamiento normal del cuerpo de los animales o de los organismos de los vegetales, lo que evidentemente no es completo.
Es mejor la del Diccionario de la Real academia española de la lengua: enfermedad es la alteración de la salud de los seres orgánicos. El problema se mantiene, pues necesitamos ahora saber qué es salud.
Y en esto tienen un papel fundamental los organismos médicos oficiales. Así, la Organización Mundial de la Salud define salud como “estado de perfecto bienestar físico, mental y social, y no sólo ausencia de afecciones o enfermedad”. Al poner en relación las dos definiciones, nos encontramos con que puede haber personas con un problema de salud, que no están enfermas.
En este contexto, me parece claro que aspectos de tanta importancia social como la identidad de género interesan a la medicina, que tiene por objeto la salud. La profesión médica, la psicología y otras profesiones de áreas sanitarias están, quiéranlo o no, en primera línea en todas estas materias: ya sea por sus concepciones teóricas que implican una toma de posición, como en tantos aspectos prácticos como ayudas psicoterapéuticas, intervenciones quirúrgicas o tratamientos hormonales, etc.
Seguir orientaciones médicas de organismos competentes
Ya sobre temas más concretos, pienso que hay que seguir las orientaciones de los organismos médicos competentes, que varían con los años. Por ejemplo, la homosexualidad se incluía dentro de los trastornos de personalidad, hasta la segunda edición, en 1968, del conocido manual de Enfermedades Mentales de la Asociación de psiquiatría Norteamericana. En 1987, ya desaparece por completo del elenco de enfermedades. Más tarde, en 1991, la Organización Mundial de la Salud, la quitará del manual propio.
Algunos se lamentan de que estas decisiones se hayan hecho por democracia, sin suficientes elementos científicos. Pienso que muchas decisiones médicas, como en otras realidades humanas, se toman de acuerdo con la mayoría. Por otra parte, y en esto estoy de acuerdo con las comunidades LGTB, no es necesario medicalizar todo: hay muchos aspectos de la vida humana que van más allá de lo médico, y no necesitan ser encasillados en términos de enfermedad o salud.
Añadiría que es evidente que muchas personas con tendencia homosexual no son enfermas o inmaduras. Es frecuente, de hecho, que tengan diversas características de personalidad muy buenas, sean amables, sensibles y creativos.
La actividad homosexual, sin embargo, por ir contra la naturaleza específica de esos actos humanos, puede ser una señal de inmadurez y convertirse en un vicio que esclaviza. Lo mismo ocurre con cualquiera que no controle su actividad sexual. Poner como centro de las personales aspiraciones la práctica de la sexualidad sin frenos ni horizontes de amor y apertura a la vida, indica una carencia importante.
2. La discriminación ante personas la orientación sexual de las personas
Aquí me parece que hace falta un mayor diálogo, porque hay claros puntos de incoherencia. Da la impresión de que algunos médicos e incluso el mismo Manual Diagnóstico de enfermedades mentales de la asociación psiquiátrica estadounidense, ha ido más allá de sus competencias y sin valorar todos los datos científicos.
Intentaré explicarme. La quinta y última edición del manual, del año 2013, ha mantenido el diagnóstico de Disforia de género, antes llamada trastorno de identidad de género: es decir considera una enfermedad, el no estar a gusto o identificado con el sexo biológico. La discusión previa fue grande, porque varios redactores querían quitar también esta categoría.
Se dejó, y esto es lo que me parece más curioso, solo para permitir a estas personas que pudieran acceder a la salud y al dinero público, para costear las intervenciones quirúrgicas de cambio de sexo y los tratamientos hormonales sustitutivos. Esta misma discusión se está teniendo ahora para la redacción de la clasificación internacional de enfermedades (el ICD), que está por ser publicado.
Derecho a cirugía y hormonas y prohibición de alternativas
Se considera un derecho que una persona a disgusto con su género asignado, recurra a operaciones y tratamiento hormonales. Pero aquí está una de las incoherencias: los mismos que sostiene estas posturas, impiden que quien experimenta un deseo sexual hacia personas del mismo sexo, pueda intentar cambiarlo. Esta actitud no es coherente ni científica.
No es coherente, pues es algo más sencillo y barato, con menos riesgos. No es científica, pues es bien conocido que muchas personas adultas que desean cambiar su deseo sexual, hacia el objeto propio de su condición biológica, consiguen cambiarlo con ayuda especializada. Los datos varían, pero son cerca de la mitad de los que lo intentan.
Es una discriminación grave impedir el acceso a un profesional de la salud, a personas que no estén a gusto con su deseo sexual, quieran poder casarse y tener tal vez hijos de un modo natural. Y es un atropello a la ciencia, obligar a los profesionales de la salud o de la ayuda a otros, a negarse a recibir a estas personas en sus consultas, o limitarse a ofrecerles un cambio de sexo quirúrgico o decirles no te puedo ayudar, lo tuyo es inevitable.
3. Qué puede hacer el médico, psicólogo o profesional de la salud
En este último punto, veamos qué puede hacer un profesional ante alguien que le consulta sobre su orientación sexual o sus deseos.
Me permito partir del juramento hipocrático, que muchos médicos hemos hecho: “regularé el tenor de mi vida por el bien de los enfermos, según mis fuerzas y mi juicio, y me abstendré de cualquier ofensa o daño”. Me parece clave la seriedad profesional, el respeto a toda persona, el no actuar por el ansia de dinero, prejuicios personales, deformaciones del propio tenor de vida.
Con esta premisa lo primero que diría es que los profesionales de la salud pueden muy bien mantenerse neutrales o no intervenir y quizá enviar a otros colegas. Pienso que no deberían, sin embargo, actuar sin fundamentos científicos, y fomentar, por ejemplo, prácticas sexuales sin frenos o no moderadas, porque se sabe que hacen daño a la salud.
Advertir los riesgos para la salud en la actividad homosexual
Deberían también advertir de los importantes riesgos para la salud de las conductas homosexuales entre varones, como el Sida, cuya frecuencia aumenta mucho con estos comportamientos. Muchas otras patologías se desprenden de una actividad sexual no controlada: hoy una de las más serias es la adicción a la pornografía, similar en muchos aspectos a la drogadicción.
Los médicos no deberían tampoco prescribir operaciones drásticas de cambio de sexo, si no está demostrado que provoquen un beneficio significativo. Más prudencia todavía hay que tener si se trata de niños. Vuelvo a recordar a Hipócrates: “me abstendré entre otras cosas, de cualquier acción corruptora sobre el cuerpo de las mujeres o de los hombres, libres o esclavos”. Habría también que estudiar sin prejuicios por qué en los grupos LGTB los parámetros de salud mental aparecen más bajos.
Es posible modificar deseos sexuales y función de los médicos
¿Y qué más pueden hacer los profesionales de la salud si alguien les dice, por ejemplo, que quiere modificar su deseo? La ciencia médica ha demostrado que es posible modificar el deseo. Cómo hacerlo, dependerá del profesional y su preparación, pero es algo que debe estar permitido, pues si no se atenta a la libertad de los ciudadanos.
Es un hecho que mucha gente busca ayuda médica o psicológica ante lo que siente o experimenta en ámbitos relacionados con su sexualidad, y tiene derecho a que se le ayude sin condicionamientos ideológicos o discriminaciones. ¿Por qué se podría ayudar a modificar físicamente el sexo de una persona, con costosas operaciones y un gasto sanitario mucho mayor en sostenimiento psicológico y hormonal, a quien no esté a gusto con su sexo biológico, y no se podría ayudar con mucho menos costos a modificar un deseo, cosa que la ciencia demuestra que es posible?
El médico puede tener sus propias creencias o dudas…, pero no debiera imponerlas a sus pacientes. Las intromisiones de elementos extra médicos son muy peligrosas. Y en esta línea se mueven los que niegan la diferencia esencial entre mujer y hombre o impiden el acceso a la salud a quienes buscan modificar sus deseos.
La ciencia médica debería, en mi opinión, estudiar más a fondo los fenómenos y ofrecer alternativas, contando con que la experiencia actual demuestra que en cerca del 50 % de los que buscan ayuda especializada aparece atracción sexual hacia individuos del sexo opuesto.
Conclusiones sobre deseo sexual y función de los médicos
- Hay que recordar que mucha gente no se considera representada en los grupos LGTB, y no quieren que se atribuya toda su identidad a un elemento tan íntimo como es su sexualidad.
- Los profesionales de la salud, los educadores, los legisladores y todos tendríamos que pensar más si determinados comportamientos o actitudes son saludables, si llevan al desarrollo feliz de la persona en la sociedad.
- Cuentan, y con esto termino, que Pompeyo Magno recibió el encargo del imperio de acabar con los piratas del mediterráneo que robaban los recursos que iban a Roma. Y teniendo a muchos de ellos presos en una isla, les perdonó. Y le decían los piratas: “mientras más te comportas como humano, más te asemejas a los dioses”. Aunque lo decían de un modo interesado, qué verdaderas resultan estas palabras. El ser humano que más se comporta como mujer o como hombre, se eleva por sobre sí mismo, muestra lo mejor de sí y, con la gracia de Dios, incluso de algún modo se diviniza. Actuar de acuerdo a la naturaleza humana hace más felices.
Wenceslao Vial