Educar para la Pluralidad
La formación familiar en la adolescencia
Educar para la pluralidad es un libro de Iván López Casanova, dirigido a familias con hijos pequeños, a profesores y educadores en general. La soledad del adolescente es una cuestión decisiva no abordada hasta ahora con la profundidad necesaria. En este libro, el autor plantea que el principal reto educativo para las familias con hijos pequeños en la actualidad es el de que no se resquebraje la educación familiar cuando ellos lleguen a la adolescencia. Para ello, hay que comprender por qué, cada vez con mayor frecuencia, ocurre esta circunstancia. Además, resulta que esta cuestión no ha sido atendida en el ámbito de la educación familiar con la atención que merece.
¿Cómo afrontar educativamente el choque entre los valores familiares y las vigencias dominantes en la sociedad al llegar la adolescencia, cuando los hijos salen a la calle a formar el grupo de amigos? ¿No habría que atender mejor educativamente la soledad del adolescente? ¿No será esta la causa de tantas crisis en esta edad respecto de la educación recibida en sus familias durante su infancia? ¿Se puede educar en valores sólidos en una sociedad líquida? Son preguntas muy interesantes.
Ver el libro Educar para la pluralidad en la editorial Rialp
El libro consta de un prólogo en el que se plantea que la necesidad de orientar toda la formación familiar con la mirada puesta en la adolescencia. ¿Para qué serviría educar a los hijos en valores si esa formación se tambalearía al llegar a esa edad por falta de preparación para el fuerte contraste con una sociedad compleja y plural, con luces y sombras, si no la comprendieran y se sintieran solos?
Explicar a adoelescentes el contexto cultural de la pluralidad
Luego se afrontan en tres capítulos qué es Educar para la pluralidad. Para ello hay que explicar a los hijos e hijas el contexto cultural en el que viven. Es decir, la pluralidad: el respeto hacia otras maneras de entender la vida, los valores, Dios, la sexualidad, etc. Junto a ello, enseñarles a exigir el mismo respeto para la educación recibida en casa. Así comprenderán que se puede tener amigos que no piensen como ellos sin renunciar a sus valores familiares, sin tener que mimetizarse con los valores dominantes ni con las modas solo porque son seguidas mayoritariamente.
Después, se explica cómo se educa para la pluralidad. En primer lugar cómo educar para la belleza: qué deben hacer los padres y madres para que sus valores familiares resulten atractivos, seductores, bellos (y no solo verdaderos). También, la educación en la pluralidad de la atención, la formación espiritual, la de la herida narcisista, y la de la inteligencia, la voluntad y la afectividad, pero con este sesgo nuevo de la pluralidad.
Por último, un epílogo: educar para la pluralidad es educar con una identidad familiar de rasgos cada vez más firmes.