Heridas psicológicas y salud mental
Recuperar la trascendencia para sanar heridas
Cristián Pizarro Gatica. Psiquiatra Infanto-Juvenil.
Las heridas psicológicas y el trauma infantil son un tema de actualidad, que veo con regularidad en mi consulta, en jóvenes y sus familias. Su importancia se relaciona a la relevancia que se le ha dado a la salud mental y a los derechos de las personas en las últimas décadas.
El trauma infantil se asocia a síntomas psicológicos importantes.
Las investigaciones científicas dan cuenta de que un porcentaje significativo de la población mundial tanto de niños, adolescentes como adultos sufren de problemas de salud mental. Y señalan que enfermedades tales como trastornos de angustia, depresión y trastornos del ánimo están asociadas a la presencia de trauma infantil o heridas psicológicas en por lo menos un 50% de las personas afectadas, contribuyendo también a la cronificación de las mismas pasando a ser un factor de riesgo.
El trauma infantil es un acto que impacta y repercute en el sistema nervioso central. Este puede ser debido a abuso sexual, maltrato infantil, violencia intrafamiliar, bullying escolar, cyberbullying, etc., y deja una huella en la memoria de ciertas zonas del cerebro como la amígdala y el hipocampo.
Esta memoria se cronifica y se reactiva cada cierto tiempo en algunos individuos. Se manifiesta como angustia de estrés post-traumático con imágenes, recuerdos y pesadillas del evento vivido, y puede reaparecer frente a situaciones de amenaza y de estrés, generando sufrimiento de forma especial en mujeres, quienes son las que expresan más fácilmente sus sentimientos.
Después de heridas o traumas surge un personaje nuevo llamado víctima.
La memoria traumática enquistada que vuelve periódicamente a la conciencia favorece la aparición de un personaje llamado “víctima”, que mira la vida desde esa posición y lugar. Cada vez que la persona es sobrepasada por las circunstancias de la vida, reaparecen en ella las mismas vivencias traumáticas en un círculo vicioso que se mantiene en el tiempo.
¿Cuántos adultos sienten la vida como sufrimiento? y ¿Qué sucede con la trascendencia y la espiritualidad que quedan separadas con un velo oculto en el individuo?
Recuperar la trascendencia y la espiritualidad con una mirada interior.
En la práctica clínica me toca atender cada vez más jóvenes con dolor psíquico importante, que llegan incluso a autolesionarse. La mayor parte de los cuales devela un trauma infantil con las heridas psicológicas de larga data antes señaladas. Y puedo dar testimonio de que la mayoría de ellos se recupera con el apoyo individual, familiar y social que les entregamos. Los buenos resultados están basados en la orientación que le damos al sufrimiento humano como sentido de vida, tanto para ellos como para sus seres queridos, y al rescate del amor como la mejor terapia.
Por este motivo, es necesario a la brevedad recuperar estos últimos valores en el hombre, lo que implica ensenar y aprender a desarrollar una mirada hacia el interior, una mirada de integración que representa un verdadero salvavidas para la persona que busca un cambio en su vida y que desea dejar de sufrir.
Los individuos en general en la sociedad de consumo vivimos hacia afuera de nosotros mismos, vivimos anestesiados e ignorantes de saber quiénes realmente somos.
Requerimos con urgencia de una reeducación en el espíritu para volver a reencontrarnos con nosotros mismos y redescubrir quienes somos en realidad. Seres con un alma en evolución en donde el sufrimiento siempre es una invitación al crecimiento humano.
Esto es lo que de verdad nos permite superar la enfermedad y el trauma y, generar una paz interior que es la que todos buscamos muchas veces sin darnos cuenta.
Para saber más: Cómo superar el dolor y las heridas psicológicas.