Ideología de género: desmontando errores
Errores de la ideología de género y cómo desmontarlos
Vídeo de 14 minutos sobre la ideología de género: desmontando errores y contradicciones. Hay que tener en cuenta las diferencias entre el hombre y la mujer para no provocar grandes problemas en la sociedad y en el matrimonio.
¿Cómo actuar ante casos excepcionales de malformaciones genéticas?
Errores de la teoría de género y de qué modo dañan especialmente a los niños
Al hablar de género es importante precisar que muchos estudios de este tipo son buenos y contribuyen a una mejor comprensión de los papeles de la mujer y el hombre en la sociedad.
Es objetivo que los papeles o roles cambian y quedan ya lejanos los tiempos en que, especialmente en algunos países, la función de la mujer quedaba limitada a las tres K, del alemán Kirche, Küchen y Kinder: iglesia, cocina y niños.
Pero cuando el género, o el aspecto social o cultural de la sexualidad se absolutiza y se desliga del todo de su fundamento biológico, se producen serios problemas. Da lugar a una ideología presentada como dogma, que excluye el diálogo con los que piensan distinto y tiene varios errores científicos.
1. La ideología de género desliga la sexualidad de su fundamento biológico
El principal error de esta ideología es desligar la sexualidad humana de su fundamento biológico. Nuestra especie cuenta sólo con dos sexos: femenino y masculino, que se corresponden a una realidad genética: los cromosomas XX en la mujer y XY en el varón.
Con la ideología del género se materializa de algún modo el temido tabú de Freud: ya no se puede hablar de sexo, sólo de género, lo cual es una aberración científica.
La distinción de sexos es clave para la propagación de la especie y la convivencia social humana. El ser humano es esencialmente y ontológicamente un ser sexuado, como la mayoría de los animales y vegetales. Los casos más extremos de defensores de la ideología del género, que brota de un feminismo radical, quieren incluso desligar de la mujer aspectos como la maternidad.
Hay numerosos estudios que muestran tendencias claramente diferenciadas entre mujeres y hombres desde muy temprana edad. Con los años, las diferencias físicas, psicológicas y sociales entre los dos sexos son evidentes.
Y estas diferencias no son malas: los hombres tenemos que aprender de muchas buenas características o talentos femeninos, como la atención a los detalles y la capacidad de servir, y las mujeres de los hombres pueden aprender también aspectos, por ejemplo, para una mayor objetivación de los problemas.
No tener en cuenta en la práctica las diferencias entre hombres y mujeres provoca grandes problemas en los matrimonios, como pone de relieve el conocido best seller Los hombres vienen de Marte, las mujeres de Venus.
2. La ideología de género centra la atención en los casos límites
El segundo error es centrar la atención en casos límite, o patologías, intentando hacer de ellas la regla general. Me explico: es conocido que algunas personas tienen alteraciones cromosómicas u otros problemas de funcionamiento hormonal que impiden el desarrollo adecuado y conforme de los órganos genitales, de acuerdo al sexo cromosómico.
Existen las malformaciones genéticas y los llamados estados intersexuales. La mayoría de las veces los médicos consiguen saber cuál es el sexo que más se ajusta a la realidad biológica y proceder a asignarlo poco después del nacimiento: a veces esto conlleva cirugías reparadoras y tratamiento hormonal sustitutivo.
Siempre se ha considerado en medicina que los casos de ambigüedad sexual al nacimiento son una patología del desarrollo normal que conviene tratar cuanto antes, para evitar daños físicos y psicológicos.
Hay ahora, sin embargo, quienes buscan en el sufrimiento de estas personas y sus familias un aliado para defender ideologías: dicen que no habría que considerarlas enfermedades, sino una demostración de que el sexo no es más que una gradualidad continua entre mujeres y hombres. Los más extremistas quieren que no se trate a los recién nacidos con genitales ambiguos, sino que se los deje elegir a ellos cuando crezcan.
3. Consecuencias prácticas de los errores de la ideología del género
De estos errores, se va a consecuencias prácticas muy dañinas. Lo más grave, es el abuso que se está produciendo en niños a los que se les frena el desarrollo puberal con hormonas y se les somete a operaciones irreversibles, para cambiar al sexo contrario, por el solo hecho de que no se sienten identificados con su sexo biológico.
La comunidad médica no podía quedarse indiferente y así el Colegio de pediatras americano ha llamado a la prudencia, por considerar que estas prácticas son muy perjudiciales. A esta misma conclusión llega el informe Mayer sobre sexualidad y género, redactado por dos médicos del hospital Johns Hopkins de Baltimore. Es la mayor revisión científica sobre el argumento, y fue publicado en agosto del 2016.
La ideología del género pretende hacer creer que el sexo biológico, nacer hombre o mujer, carece de importancia. Se pretende que los niños experimenten diversas posibilidades, para que puedan elegir libremente qué sexo quieren tener.
La adoctrinación del gender comienza en la infancia
Hace un tiempo, estuve en un museo de Viena y observé que un grupo de niñas y niños de unos siete a nueve años, acompañados por su maestra, contemplaban el cuadro de la infanta María Teresa pintado por Velázquez.
Me divertí al ver que la profesora ofrecía a las niñitas un vestido de época, similar al de la princesa, con una especie de armadura metálica sobre la que se pone la falda. Las niñas lo iban probando y fotografiándose con orgullo. En un cierto momento, lo ofreció también a un chico, que se resistía, y le dijo: “anda, así puedes ser como… y nombró a un conocido cantante transgender de Austria.
Hechos como este a veces no son bromas, sino adoctrinamiento de niños que aún no tienen capacidad de discernir. Se intenta negar las diferencias entre hombre y mujer, poniendo en duda una identidad esencial. Hay libros de textos para niños en algunos países, en que la palabra sexo se remplaza por género, que más recuerda a su sinónimo “tela”, que se puede llevar o no y cambiar a voluntad.
Se les explica que da lo mismo una cosa que otra. Se transforman incluso las fábulas de niños: el príncipe no se enamora de una bella princesa, sino de otro príncipe.
La cenicienta homosexual
En un colegio de Inglaterra se intentó que los niños mejoraran la historia de Cenicienta: vivía en condiciones malas, maltratada por su madrastra y hermanastras, hasta que el príncipe se enamora de ella, y la descubre porque ha perdido su zapato. Pues la reconstrucción, guiada por la maestra, fue que Cenicienta vivía con unos padres y hermanos muy malos, pero se liberó y puso una tienda de zapatos; el príncipe la invitó a una fiesta, ella se compró zapatillas y pantalones y se fue… El príncipe quería casarse, pero ella no quiso y vivieron felices como amigos…
Quizá la Cenicienta clásica es poco atenta a la figura femenina, pero hay que ponderar las soluciones, porque un niño puede ser empujado a creer que lo mejor es que las niñas se vistan como chicos, los chicos como chicas, y que el matrimonio es una esclavitud.
La banalización de la sexualidad
Un segundo peligro, que va unido al recién mencionado, pero más antiguo, es la banalización de la sexualidad. Ha existido siempre y ahora se ve de algún modo impulsada porque hay grandes intereses económicos. Es lo que Viktor Frankl llamaba “la danza en torno al cerdo de oro”: la frivolidad en estos temas consigue cientos de esclavos de la pornografía y del mercado de bajos fondos.
Numerosos jóvenes, estimulados precozmente en sus instintos inmaduros, no esperan el momento adecuado para iniciar la práctica sexual. Muchos psicólogos advierten los riesgos de estas conductas y recuerdan como cualquier relación sexual deja una marca imborrable en ambos protagonistas. Quemar las etapas con demasiada anticipación hace que se agoste no sólo el amor, sino el mismo placer, que termina por desaparecer.
Al igual que la tierra explotada necesita cantidades crecientes de productos para volver a ser fértil, quien abusa de su cuerpo como mero objeto de placer, se hace esclavo de un imparable consumo de estimulantes, píldoras, imágenes… Sobre esta base surgen aberraciones médicas y crímenes como la pornografía, la prostitución o la pedofilia, e incluso grupos extremistas que desearían legalizarla, llamándola sexo intergeneracional.
Conclusiones en ideología de género: desmontando errores
- El género es algo de lo que se puede hablar, siempre que no sustituya la esencialidad biológica de la identidad sexual.
- Hay que dar educación, de acuerdo a la edad, sin adelantar aspectos para los que un niño no está preparado: a nadie, por ejemplo, se le ocurriría enseñar a conducir a niños de 10 años.
- Hacer dudar a los niños de su identidad como hombres o mujeres es un germen peligroso de inseguridad, baja autoestima y muchas dificultades psicológicas, porque se pone una bomba en los fundamentos de la personalidad. El sexo biológico es innato, y el género no y debe ser educado.
Wenceslao Vial