Realidad en la reasignación de sexo
Operaciones de cambio de sexo: solución o ilusión
Realidad en la reasignación de sexo, en un vídeo de 14 minutos. Algunos aspectos que parten de algo dicho en los vídeos previos: la identidad del género no es algo fijo o innato, el ser humano requiere educación.
¿Qué consecuencias sufre la persona cuando decide cambiar de sexo? Son operaciones de amputación -por tanto, irreversibles- de miembros sanos. ¿Resuelven el conflicto interno que tiene la persona? ¿Cuál es la evolución – a la larga- de las personas que se someten a este tipo de operaciones?
¿Son moralmente aceptables las operaciones de cambio de sexo?
Sobre las operaciones de cambio de sexo, querría mencionar, como en otras ocasiones, el informe Mayer sobre sexualidad y género, de agosto del 2016. Me parece interesante que los médicos redactores estén en relación con el hospital Johns Hopkins, de Baltimore, pues a ese hospital pertenecía, como jefe de psiquiatría, el Dr. John Money, que por primera vez utilizó el término gender en un artículo académico, en 1955.
El Dr Money se hizo tristemente célebre por su paciente David Reimer que poco después de nacer, en la circuncisión sufrió un daño. El médico, de acuerdo con los padres del niño, decidió hacer un experimento, que consistió en criar a David como niña, con el nombre de Brenda; lo operaron y le dieron hormonas para que se desarrollara como una chica.
No se consiguió que David estuviera contento como niña, y los médicos aconsejaron a los 14 años decirle la verdad e intentar revertir los daños. Pero David siguió sufriendo hasta que se quitó la vida en el 2004, con 38 años.
Una importante conclusión de este informe de los doctores Lawrenz Mayer y Paul McHuge es que la identidad de género no es algo fijo o innato y que científicamente no se sostiene decir que hay hombres atrapados en cuerpos de mujer o mujeres atrapadas en cuerpos de hombres. Recuerdo que Mayer es conocido por haber sido perito en la defensa de grupos LGTB.
1. Intervenciones quirúrgicas para cambio de sexo
En el informe Mayer se menciona explícitamente el tema de las intervenciones quirúrgicas. Se muestra, en primer lugar, como los casos de personas descontentas con su género que deciden cambiarlo quirúrgicamente son muy pocos.
Son operaciones importantes, con complicaciones como trombosis o incontinencia, pero lo más complejo es que después de las intervenciones, continúan con un alto porcentaje de sintomatología psíquica, con tres veces más frecuencia de hospitalización por este motivo, y una mortalidad también unas tres veces mayor que en otros grupos, por diversas causas, entre ellas el suicidio.
En un estudio de adultos sometidos a este tipo de cirugía para cambiar de sexo, comparado con un grupo control, se vio que tenían una probabilidad 5 veces mayor de intentar un suicidio y cerca de 19 veces mayor de morir por suicidio.
Los autores del informe Mayer señalan también que los factores de rechazo social podrían influir en estos datos, aunque no parece que se pueda atribuir a esto en modo sustancial. Es un elemento más para darnos cuenta de que estamos hablando de personas humanas, únicas e irrepetibles, y hay que ser extremadamente delicados con cada una.
2. Bondad o maldad moral de cirugía para reasignación de sexo genital
Desde el punto de vista de la bondad o maldad de estas operaciones, hay que tener muy en cuenta estos primeros datos científicos, recién citados. Luego, habrá que ver también si estas operaciones pueden ser consideradas un acto médico, porque en ocasiones consisten en mutilar órganos sanos. Y no parece que sólo la decisión del paciente sea suficiente para justificar ese acto quirúrgico.
He asistido a muchas operaciones quirúrgicas de todo tipo. Las más traumáticas y que más me han impresionado son las operaciones de amputación. Me refiero a extirpar quirúrgicamente algún miembro o parte de un miembro dañado del cuerpo humano, que se hacen con un motivo muy claro, como evitar que una infección se extienda o la imposibilidad de reparar un daño masivo y es claro que se trata de un acto médico sobre un miembro enfermo del cuerpo.
Operaciones que mutilan órganos sanos
Recuerdo una vez que una señora insistía al cirujano para que le amputara el dedo pequeño del pie que le hacía mucho daño, a lo que el cirujano finalmente accedió. Yo como estudiante de medicina no participé en la decisión y estoy seguro de que había alguna indicación médica que lo justificara, pero me impresionó de un modo especial, tal vez por ver lo que decía antes: la amputación de una parte aparentemente sana.
Con esta experiencia, pienso en las operaciones para cambiar de sexo, en las que se extirpa irreversiblemente un miembro sano: sin duda requiere un análisis caso a caso, porque no es evidente que sea un acto médico. En ninguna cirugía médicamente indicada se quita un órgano entero, que no esté funcionando mal o tenga alguna deformidad.
Además, no hay ninguna posibilidad quirúrgica ni hormonal de hacer que un chico que nació biológicamente y cromosómicamente chico, se transforme cromosómicamente en una mujer; o que una chica que nació biológicamente chica, se transforme en chico.
Los resultados, en cuanto a bienestar, de estas operaciones son además muy pobres, pues no resuelven el conflicto de fondo. Por todo esto, una operación de cambio de sexo en una persona con un claro sexo biológico no es buena. Habría que añadir que caben errores médicos de asignación de sexo al nacimiento, muy pocos casos, en los que habría que valorar persona a persona la conveniencia de hacer una operación.
3. Desde la ciencia a la fe: realidad en la reasignación de sexo
He hablado hasta ahora de la ciencia, añado algo que la ciencia puede percibir, pero que con la fe se ve más claro, y es que el ser humano parece construido (perdón por el término mecanicista), por alguien… Se ve en él una serie de reglas no sólo físicas o fisiológicas, sino también psíquicas y espirituales. Y alterar esas reglas, va contra sí mismo. La ciencia demuestra que un órgano tiene sus funciones, sus modos, sus tiempos, que conviene respetar si no se le quiere hacer daño.
Tenemos quizá como un manual de instrucciones, que el creyente llama ley natural grabada por Dios en su corazón. Y si no se sigue, puede pasar como con quien no lee que su coche tiene sólo 5 cambios o marchas y busca a toda costa poner la sexta, hasta que revienta la caja de cambios.
Pienso que es útil dejarse sorprender por estas leyes. Así Kant, por ejemplo, se maravillaba del cielo estrellado sobre él y de la ley natural dentro de él. Pero un cristiano no seguirá esas leyes por deber y nada más, sino que les encontrará su sentido, y procurará vivirlas por amor: por amor a sí mismo –porque así será más feliz–, por amor a los demás, con respeto, y por amor a Dios al que considera su creador.
Conocer el manual de instrucciones o ley natural
Es bueno que dediquemos tiempo a leer nuestro manual de instrucciones, sobre todo si vemos que no estamos alcanzando la felicidad. Se trata de una ley inteligente impresa en el corazón, unas pautas llenas de sabiduría que nos guían hacia la verdad, la belleza, la bondad y el amor. Si uno ha tenido la fortuna de recibir educación cristiana, tiene más claro el mapa que conduce a la felicidad. Aun así puede no seguirlo. Sólo la fe vivida con coherencia ayuda a vivir mejor.
Sólo esta fe hace entrever en el horizonte otra vida y estimula la esperanza que protege del pesimismo. La certeza de que esta existencia se acaba y de que alguien nos espera para preguntarnos si lo vivido ha valido la pena, si hemos cumplido la misión, es una llamada más a la responsabilidad.
Saber que hay alguien interesado por nosotros, que nos quiere y espera una respuesta, nos mueve a vivir conforme a la realidad de nuestro ser: en expresión de Frankl, ya no nos preocupamos tanto de lo que esperamos de la vida, sino de lo que la vida espera de nosotros.
Conclusiones: la realidad en la reasignación de sexo
No es necesaria la fe para actuar con prudencia en estos temas que afectan la esencia de los seres humanos, en su única distinción entre hombres y mujeres, con igual dignidad.
Lo que sí es necesario, es fomentar la capacidad de asombro ante un mundo que no es caótico, y penetrar en sus leyes sin prejuicios, dejar entrar la luz, sin excluir las opiniones de los demás, las aportaciones de las distintas ciencias y culturas.
Qué significativa e inspiradora resulta la poesía más conocida y breve del poeta italiano Ungaretti, llamada mattina (mañana): “me ilumino de inmensidad”. La escribió al amanecer y refleja su sorpresa ante lo infinito, ante una luz eterna que envuelve al hombre mortal. Con este asombro deberíamos acercarnos a los otros seres humanos, acudir a su encuentro e intentar resolver sus dilemas, nuestros dilemas.
Wenceslao Vial