Vida espiritual y salud mental
¿Cómo influye la vida espiritual en la salud mental?
Vídeo de 14 minutos sobre algunas claves para prevenir problemas y crecer en humanidad. ¿De qué forma el cuidado de la vida espiritual colabora al equilibrio psicológico de las personas?
Para ver de qué forma el cuidado de la vida espiritual colabora al equilibrio psicológico de la persona, nos sirve el ejemplo que usa Viktor Frankl (con una cierta base en santo Tomás), que hablaba del espíritu y del cuerpo humano como de un músico con su instrumento.
El músico, el espíritu humano, aunque no esté enfermo, puede ser incapaz de interpretar la melodía, si se desafina o se rompe el instrumento. Tantas veces, sin embargo, el espíritu se sobrepone a las limitaciones del instrumento y toca de un modo espléndido.
En los casos graves, en que este espíritu es incapaz de manifestarse, como en algunas demencias, una vida espiritual hasta entonces rica puede continuar dando frutos, aunque no se noten exteriormente. Un espíritu fuerte ayuda a la salud, como intentaré mostrar.
1. Aclaraciones conceptuales sobre vida espiritual y salud mental
Querría comenzar con una aclaración de conceptos: la meta de una vida lograda en realidad va más allá del equilibrio. Me explico: la persona espiritual es capaz de amar, es decir, de darse y sacrificarse por alguien. Y todo el que ama, no busca un equilibrio sin más, sino que vive en tensión: una sana tensión.
Esto lo experimenta incluso quien quiere a un gato… pues tiene que cuidarle y se preocupa si le ve decaído. Con más motivo quien quiere a otra persona o a Dios.
La vida espiritual es lo que permite nuestra relación con los otros, la capacidad de compadecernos, de dialogar y, sobre todo, de buscar alguien a quien amar, alguien a quien valga la pena entregarse y que dé sentido a nuestra vida. Esta búsqueda del sentido de la vida es garantía de buena salud y el primer paso de la religiosidad.
2. La fe es capaz de prevenir enfermedades
Los estudios científicos demuestran que la fe previene algunas enfermedades y mejora el pronóstico de otras. La fe no es una medicina, pero hay muchos motivos por los que resulta útil para la salud, por la unidad entre las dimensiones de la persona.
La fe da luz a la inteligencia, para captar más fácilmente lo que es bueno y malo, lo que es virtud o vicio, el valor de la templanza: beber alcohol con moderación, usar de la sexualidad sólo cuando hay amor, en el matrimonio y con el propio cónyuge, etc.
La Biblia recoge muchas orientaciones milenarias como la siguiente: “no mires qué rojo está el vino cuando refulge en la copa; entra suavemente, pero, al final, muerde como serpiente, pica como víbora” (Pr 23, 31-32).
Cuántas cosas representan hoy a ese “vino”: la adicción a la droga, a la pornografía, a internet, o el aumento de familias destruidas. Si estuviéramos más atentos a las alarmas también espirituales, a las primeras chispas, que la fe ayuda a descubrir, no cundiría el incendio.
Estructura del ser espiritual
En la estructura armónica de nuestro ser espiritual, pienso que ayuda mencionar lo que podríamos llamar sus notas musicales, agrupadas alfabéticamente. Autonomía y sana dependencia que nos hacen sentir libres y responsables, con una misión o proyecto. Autoestima: estar convencidos de que valemos mucho por ser personas.
Bondad de vida del hombre y la mujer que se dejan guiar por los ideales y valores, con el ejercicio de la virtud; recordando que la virtud hace libres y el vicio, esclavos, como ya explicó Aristóteles con el ejemplo de un alcohólico incapaz de renunciar al alcohol: el borracho no puede dejar de beber, el virtuoso, puede beber en cualquier momento.
Coherencia y unidad de vida, según el proyecto personal. Cuando esta nota se desafina, se producen grandes desastres, no pasa desapercibido un sonido estridente y fuera de lugar: es lo que sucede con las dobles vidas: el hombre casado que los fines de semana se va con otra persona, el que roba pequeñas cantidades en su trabajo, aunque dice que reza mucho…, el que se compromete por amor a Dios al celibato, pero no vive la virtud de la castidad y un largo etcétera…
Diálogo o capacidad de mantener relaciones cordiales con todos. Empatía o capacidad de estar en sintonía con los otros, comprenderles, compadecerse, hacerse cargo de otras realidades y sentimientos.
Familia a la que se pertenece y pensar en ella con espíritu de cooperación y sacrificio. Grupo humano del que se forma parte: el país, la ciudad, la escuela o universidad, sin excluir los buenos y nobles intereses de muchos otros. Identidad: saber quiénes somos, conocer el proyecto de la propia vida e intentar identificarse con él.
3. La madurez del cristiano para una mejor vida espiritual y salud mental
Para el cristiano estas características también pueden resumirse alfabéticamente, en Amar el Bien en Cristo. La vida espiritual de un cristiano, a diferencia de cualquier psicoterapia, nos pone delante un modelo: un Modelo histórico de ser humano que es Jesucristo, un hombre verdadero al que podemos imitar y que además nos da su luz y fuerza, como el sol, para alcanzar y mantener la armonía.
Cuentan que el filósofo Edmund Husserl, hebreo, al final de su vida, tomando el sol en el jardín y leyendo por primera vez los evangelios dijo: hoy para mí han brillado dos soles.
Bajo ese sol se puede componer una estupenda sinfonía y construir una vida plena, que incluye elementos psicológicos y espirituales. Sobre una base de identidad clara y fe, nos reconocemos criaturas limitadas y finitas. Con autonomía y esperanza, elegimos los medios para alcanzar la meta, cumplir una misión.
Autoestima de los hijos de Dios
Y con la caridad, crecemos en autoestima al sabernos hijos de Dios y salimos de nosotros mismos, para servir y querer a los demás por ser hermanos. De algún modo esta es la aspiración de cualquier ser humano: superar nuestros límites, descubrir el sentido de la vida, amar a alguien capaz de colmar las ansias infinitas de nuestro corazón y la sed de verdad.
Muchas personas, también médicos, han seguido este itinerario. Me impresiona especialmente la vida de Takashi Nagay. Cuando estudiaba medicina, oyó una frase de Pascal, que le llevó a la fe: “El hombre es sólo una caña, lo más débil de la naturaleza, pero es una caña que piensa”.
Nagay tuvo que afrontar una leucemia y después los horrores de la bomba atómica en Nagasaki, por la que pierde a su señora, Midori. Nagai es célebre como pionero de la radiología en Japón, como escritor, como sobreviviente de la bomba atómica, pero sobre todo como alguien que no perdió nunca la esperanza y supo querer y perdonar.
Conclusiones sobre vida espiritual y salud mental:
- La vida espiritual sana nos hace alcanzar la armonía y nos lleva a salir de nosotros mismos, a volar: no guardamos la buena música para nosotros, queremos compartirla. Quien toma distancia de lo que ocurre en sí mismo y a su alrededor, quien se sube al balcón de su vida para ver con perspectiva, es más feliz y eficaz. Los sucesos adquieren su real importancia, las soluciones son más fáciles, hay más serenidad.
- La vida de relación con Dios ofrece un significado a la propia existencia, que da estabilidad y paz, especialmente al considerarse en las manos de un Padre que no juega ciegamente con los destinos de las personas. Y, si por nuestra debilidad, se rompe en algún momento la armonía o se desestabiliza la estructura, por una falta de coherencia, por el pecado, Dios nos ofrece nuevas posibilidades de afinar y nuevos materiales de construcción, a través de sus sacramentos, en especial de la confesión.
- El deseo de alcanzar la madurez, la armonía, no es exclusivo de los creyentes. Hay tantas personas sedientas de fe, de esperanza, que buscan la trascendencia, ansían ver desde lo alto con más luz para comprender los dilemas de su vida, como reflejan estos versos de Neruda:
El mundo es una esfera de cristal
el hombre anda perdido si no vuela
no puede comprender la transparencia.
Por eso yo profeso
la claridad que nunca se detuvo
y aprendí de las aves
la sedienta esperanza
la certidumbre y la verdad del vuelo.
Wenceslao Vial